domingo, 27 de noviembre de 2011

Marketing y puritanismo: Amanecer parte I





Nos tiran la piedra y esconden la mano. Y es que hace casi más de medio año ya circulaba un trailer de Amanecer (Breaking Dawn) por Internet; pero un momento: Breaking Dawn, parte I... Tal vez deberíamos decir con voz sarcástica y socarrona ¡gracias marketing!, pero sí que es cierto que la densidad del libro en el que se inspira hace necesaria una partición. Amanecer es, por tanto, la primera parte de la última entrega de la Saga Crepúsculo (Twilight), que se estrenó el pasado 18 de noviembre y está dirigida por Bill Condon.

El film imán para el público femenino se ha convertido en número uno del box office americano en lo que lleva estrenada, y no es para menos, puesto que estos hacen la jugarreta del "mira qué fabulosa va a ser mi película, yo me compraría ya la entrada", para así, recaudar lo suficiente el primer fin de semana, donde el 80% de su público son fans fervientes y por tanto, críticas positivas, y el resto, gente que afirma: bueno, ¿y esto qué es, "pa" qué tanto lío? Eso es, señor, la maravilla del marketing una vez más.

La verdad es que Amanecer no se desmarca demasiado de las otras entregas; constantes cambios de director sin embargo, no facilitan la tarea, pues cada uno se permite el lujo de aplicarle su propio estilo, cuando lo que deberían hacer es respetar ciertos aspectos (me atrevería decir intimistas), para plasmar la esencia de esta historia que en mi opinión sólo Katherine Hardwick consiguió hacer en su primera entrega. Amanecer cuenta el gran momento ante el cual Bella Swan se enfrenta: el matrimonio (me dan escalofríos sólo de pensarlo) junto a su futuro esposo Edward Cullen (aquí otro tipo de escalofríos). Un evento que probablemente, cambia el curso de esta turbulenta y pastelona historia, puesto que provocará la visita de la cigüeña.

Pero ya está bien, no puedo contenerme más y lo voy a decir, señores: pese a lo que me fascinan los vampiros y la primera entrega de libro y película de esta saga, no pudo parar de pensar que esto es una clara obra antagónica de los principios más puritanos y conservadores del sector más puritano y conservador de Estados Unidos. Sí, hay amor por encima de todo, todo es maravilloso, pero no deja de preocuparme cómo Stephenie Meyer se permite el lujo de plantear "así, como quien no quiere la cosa" circunstancias sociales tan complejas: dura crítica al aborto y un mantenimiento de la castidad hasta el matrimonio... que yo sepa estamos en pleno siglo XXI. No deja de ser una bonita oda al embarazo, pero francamente, nos hemos visto envueltos en tanta parafernalia, tanto chico guapo, tanto músculo, tanto amor, tanto caramelo y tanta fantasía, que no vemos lo que esta señora nos plantea. Sí, será su visión de la vida, pero me costaría pensar que a ninguna chica no se le ha pasado por la cabeza casarse y tener hijos después de ver esta película. Eso sí, déjenme en paz, es sólo una reflexión que ronda mi cabeza.


En lo que respecta al film en sí, cabe decir que es una de las entregas más fieles a su correspondiente best-seller en lo que a estructura narrativa se refiere. A nivel visual como he afirmado anteriormente, el director se permite el lujo de darle su "toque" sin resultados del todo impresionantes por no decir poco innovadores; nos tienen mal acostumbrados. Los efectos especiales y ambientación están muy mejorados y distan ya mucho de ese ambiente intimista que Hardwick planteaba en Crepúsculo. Pese a que la música no está nada acertada, destacaría determinadas escenas con reminiscencias a la banda sonora de la primera entrega (muy listo Condon) y muy logrados los momentos previos al parto, donde una excepcionalmente caracterizada Kristen Stewart posa demacrada ante la cámara haciéndonos pasar momentos de extrema tensión. A su vez, muy bueno el momento clave del parto, que tantos debates había suscitado entre los fans sobre cómo sería. En éste llegamos a creernos que a Robert Pattinson (como futuro y ficticio padre primerizo), se le va la situación de las manos: se desespera y nos desespera.

Una parte final muy bien planteada a todos los niveles (siendo que era una de las partes críticas de la historia) y bien concluida. No puede decirse mucho más de esta saga de películas que sinceramente he de decir me quedan ya muy lejos... sin embargo, pese a esta tendencia en la que mis gustos se vuelven más selectos, (como que el cuerpo me pide algo más sustancial), una nunca rechaza una película entretenida a la que ya va "por ver cómo termina el asunto". Eso sí, si sale Pattinson, mejor que mejor.

Y es que ya nos han dejado ahí, con el gusanillo de saber qué pasará en la siguiente y última entrega la que nos llevará, tal vez, a gastarnos otros 6,90 euros en su segunda parte que se estrenará en el 2012. Si es que no aprendemos. Se puede decir que ya han tirado la primera piedra, y escondido la mano... otra vez.