La vida es todo un misterio. Muchas veces hace que nos sintamos las personas más afortunadas del mundo: tenemos amigos, un hogar al que volver cada día...o simplemente nos nutre de esos aspectos que hace que no queramos nada más. Somos felices, plenamente felices, y pensamos que nadie puede hacernos bajar de nuestra nube de infinita felicidad: nos sentimos poderosos.
Estamos equivocados.
La vida misma, encontrándonos así con una gran paradoja, hace que nos sintamos como unos completos desgraciados cuando parece que todo va estupendamente: de repente parece que una amistad se derrumba, otras que tu familia no te valore como esperas, todo a la vez, y mil cosas más que hacen que caigas al suelo, una y otra, y otra, y otra vez.
Sin descanso.
Equivocados otra vez.
Tú, que cada vez que caes, te dejas llevar con el peso de tu cuerpo hasta el suelo, porque no puedes más.
Tu, que piensas ser incapaz de alcanzar tus aspiraciones, que piensas que la opinión de cualquiera es válida cuando te dicen que “no vales”.
Tú, que construyes un muro cada vez que un obstáculo se te presenta en el camino de la vida, dejándote ciego, sordo, agotado, exhausto.
DERRÚMBALO.
Esta vida es maravillosa, y una de las razones es porque nos da la satisfacción de devolverle la bofetada cada vez que nos da la espalda, ya sean una o mil veces.
No te equivoques.
DERRÚMBALO.