miércoles, 22 de septiembre de 2010

¿Dónde están la egalité, liberté y fraternité, señor Sarkozy?

Desde siempre he deseado visitar América, el continente del que emana todo el poder económico del mundo actual. Hollywood, Los Ángeles, San Francisco, Elvis, Las Vegas, Nueva York, La casa Blanca, California... En resumen, saber de todos sus fantásticos lugares y vivirla al límite.
Podría estar hablando de vivir el sueño americano.

Por otra parte, los americanos hablan de venir a Europa para vivir gratas y nuevas experiencias, a encontrarse a uno mismo, a emprender nuevos caminos... a vivir la vida en definitiva, pues hablan de Europa como un rico continente que visitar.

Hablan de Roma, hablan de Londres, de Praga, de Grecia... y de París. De París, la ciudad del amor, la ciudad para vivir al límite y saborearla en cada uno de sus rincones.

Ahora mismo la pesadilla europea.

Sinceramente ahora no quiero enamorarme en una ciudad donde no hay igualdad; no quiero vivir al límite en París porque temo que me echen como fruto de una de esas embolias autoritarias (destinadas a ganar votos populares), y no quiero saborear cada uno de sus rincones ahora llenos de amargura, imposición y discriminación.

Ahora no. Quiero un París igual, quiero una Francia libre, una Europa que luche por ella.
Qué pena que el señor Sarkozy haya olvidado aquello que dijeron sus patriotas allá por 1789:


Liberté, egalité y fraternité.