
El ambiente es tranquilo, distendido. Entre los presentes, nadie
espera a Irene como la persona que cruza el umbral de la puerta: con vestimenta
cómoda pero bien abrigada, se presenta ante nosotros serena y tranquila: su
frescura hace que de repente, la poca tensión que pudiera haber en el ambiente,
se esfumara. Asegura ser la primera vez que hace algo así. Con tan solo 24 años
esta actriz procedente de una estirpe de ilustrísimos actores en España, ya ha
sido galardonada con el premio Ojo Crítico a la mejor actriz de teatro
2011. Hemos tenido la oportunidad de hablar de la obra, del trabajo del
actor y de las cuestiones que afectan bien de cerca a la cultura española.
‘De ratones y hombres’ es la obra homónima de Steinbeck y una de
las más representadas de los tiempos; ahora Irene tiene la oportunidad de
hacerlo a cargo de Miguel de Arco. Con 75 representaciones a las espaldas y un
éxito apabullante la joven actriz afirma que en el mundo del teatro, con cada
nueva representación se forja "una nueva oportunidad de mejorar y llegar
al público" y continua afirmando la dificultad de la tarea: “tienes que
mantener eso vivo cuando lo repites cada día. Hay una partitura que tienes que
seguir, pero has de intentar que cada día, según estés tu, cómo te sientas y
demás, sea diferente”.
Coincide con nosotros en que es una obra de sueños truncados. Su
personaje también lo sufre: “Quiere salir de ahí, quiere ser actriz, soñar,
pero el entorno se lo impide completamente”. Pese a ser la única mujer descrita
en la obra, su presencia es clave para el desarrollo de la misma. En lo que
respecta a la construcción del personaje afirma que es muy complejo, “probablemente
uno de los mas complejos que haya intepretado”, defiende. También nos habla de
lo difícil que fue actuar ante el público valenciano "se notaba un
silencio imponente, sin duda signo de que te están escuchando; es todo un reto:
un espectáculo emocionante, en vivo".
Y así continúa: “El teatro implica dejarse la vida en cada
representación”. Trabajadora incansable afirma que en esta ocasión “contar con
la ayuda de Miguel de Arco ha sido una suerte”. Ahora bien, si tuviéramos que
hablar de Irene Escolar como persona, hablaríamos de una mujer con las ideas
claras y de una inteligencia que asusta. Cuando ha de hablar sobre la cultura
en España lo tiene claro: "está tomando un camino equivocado". La
actriz, que tuvo que vivir en carnes cómo el mismo día del estreno en Valencia,
su obra competía con un partido de fútbol, se resigna y afirma “no poder luchar
contra eso”. Ahora bien, sin tapujos defiende: “es un factor educacional: en
España no se está educando para valorar la cultura"
Entre las cámaras y los
escenarios
Aunque incide constantemente en la ardua tarea del actor de
teatro, su trabajo en el cine es encomiable para su corta edad; así,
conversamos sobre lo diferente que puede ser el trabajo actoral según el medio
en el que se trabaje. Con transparencia absoluta defiende que para el teatro se
necesita “una técnica brutal. Es muy complicado. En el cine puedes conectar con
la emoción de forma más fácil: a través de un plano, un sonido. En el teatro es
más complejo, tu interpretación depende de ti”.
Si le decimos que elija, se muestra indecisa: “Soy una cinéfila
empedernida, pero el teatro es algo maravilloso”. “Tu tienes un plano muy corto
y puedes jugar con eso, en el teatro es imposible: el espectador del fondo no
me ve los ojos” continúa. Aún así, nos habla de la experiencia ante las
cámaras, y afirma que repetir las tomas en el cine: “para una actriz de teatro
como yo es un lujo”.
Comenta haber hecho los mejores personajes en el teatro y es cuando
de forma inconfundible advertimos su amor por las tablas. Cuando le preguntamos
sobre sus deseos interpretativos nos comenta de forma entusiasta “¡Haría
muchísimos! Haría de Laura en El zoo de
cristal de Irina en Las hermanas de
Chejov con treinta años haría de Ana Christie…” soñadora empedernida,
advertimos. Afirma tenerlo todo pensado y cuando termine la gira con ‘De
ratones y hombres’ podremos verla de nuevo en la gran pantalla en la producción
de Santiago Tabernero: Presentimientos,
prevista para el 2012. Irene Escolar es la muestra de que el apellido pesa pero
para bien, pues desde el momento en el que toma asiento, hace ver que disfruta
y ama lo que hace “No podría vivir sin hacer teatro”.