lunes, 6 de febrero de 2012

The Artist: A buen entendedor...



Todo el mundo hablaba de ella: una película muda en pleno siglo XXI... de producción francesa parece, ¡y menudo nombre el del director!: Michel Hazanavicius. Luego te dicen: ojo, que cuenta con 10 candidaturas... y claro, la cosa se vuelve más interesante si cabe; y yo, como fan de las películas con dramatismo, los bailes improvisados como remedio de la tristeza y los galanes de sonrisa embriagadora... me fui a ver The Artist más contenta que unas pascuas, a ver "qué tal".





En una frase: no deja indiferente. Desde los mismos créditos The Artist me conquistó. Qué queréis que os diga, tal vez tenía morriña de ver una película de corte clásico en pantalla grande: esos créditos con aureola alrededor como si la cinta tuviera mala calidad, la disposición en diagonal de los nombres y la tipografía estilizada... primer punto a favor. En pocos segundos, Hazanavicius nos sumerge en plenos años 20, donde un prestigioso actor de cine mudo, George Valentin, arrasa en cualquiera de las producciones que realiza, de la mano de Kinetch Productions. En apenas media hora, George Valentin (Jean Dujardin) ya me ha conquistado junto a Uggie, su perrito casi equilibrista.

Aparentemente se nos presenta una trama sencilla, sin embargo esta película trata la difícil situación que sufrió la industria del cine con el cambio del cine mudo al sonoro, algo que ya se hizo con Cantando Bajo la Lluvia, solo que The Artist, sin mencionar palabra alguna, lo transmite de forma excepcional. El director nos regala escenas de baile maravillosas, personajes carismáticos, con gancho, escenarios y ambientes muy conseguidos pero sobre todo, nos plasma una época dura para el cine mudo, donde el lema era "adaptarse o morir". Así, la película nos relata con una destreza que alcanza el sobresaliente, cómo un actor obcecado en su éxito se niega a aceptar los nuevos tiempos y necesidades técnicas de las que se comienza a valer el cine a finales de los años 20. Peppy Miller, actriz en potencia, se lanza ante el nuevo panorama de la industria.


Con la crisis de 1929, muchas productoras cayeron y pocas sobrevivieron, y lo mismo ocurrió con actores como el de este caso, George Valentin, que sucumbió a su orgullo y le llevó a la decadencia profesional y personal. The Artist presenta los relatos de las estrellas del momento: Los de los que se adaptaron para sobrevivir y los de los que tuvieron miedo al fracaso; el retrato de George Valentin, que no ve la luz, y el de la joven Peppy Miller, que la luz del éxito le abre paso. Una película con final feliz y que con escasas palabras (guiño, guiño), es capaz de contar una historia con tanto trasfondo de forma maravillosa y entre otras cosas, gracias a Jean Dujardin que con su rostro lo dice todo

Rítmica, elegante, graciosa, estética y muy consistente, The Artist se presenta como una valiente apuesta a unos Oscars en los que o bien la penalizarán por ser una apuesta tan arriesgada, o bien la recompensarán por su originalidad entre tanta variedad de entre la que sólo este film podría destacar. Una oda al olvidado cine mudo, que resucita con gracia y maestría, puesto que "a buen encendedor..."